"GIVE ME LIBERTY" de FRANK MILLER y DAVE GIBBONS (1990)



por RAFAEL MARÍN *

Frank Miller y Dave Gibbons ya venían de hacer historia en el comic para adultos: autor completo de Dark Knight el primero, dibujante (y sin duda algo más) de Watchmen el segundo, sus estilos distintos y, casi, contrapuestos, se unen en esta mini-serie independiente de cuatro números para Dark Horse Comics (aunque luego hubiera otros dos epígonos, ya de interés menor para quien suscribe) para contar una historia de pura ciencia-ficción política, impensable en su desarrollo y sus objetivos para cualquier otra de las majors americanas, dado lo radical de algunos de sus planteamientos.

Bajo el irónico subtítulo de Un sueño americano, Miller y Gibbons nos narran la historia de una decadencia, la del imperio americano y la(s) sociedad(es) que lo rodeamos, visto a través de los ojos de una muchachita negra, enloquecida por su estancia en el ghetto y redimida (?) por su pase por el cuerpo de marines ahora bautizado PAX, una posible trasunto de Whoopi Goldberg llamada además Martha Washington, como la esposa del primer presidente norteamericano. Las sucesivas caídas y redenciones de Martha Washington, no obstante, apenas son el contrapunto para la historia de fondo que aquí se cuenta, como si a pesar de su indudable valor y su ruptura con elementos del pasado, Miller y Gibbons no fueran aún capaces de cortar amarras y necesitasen un personaje-gancho para deshilar lo que no es sino una "historia del futuro" donde las peripecias de la protagonista quedan ahogadas por los acontecimientos que dan forma y deforman el mundo que ella conoce y que tanto nos recuerda al nuestro.


Por encima de Martha Washington, de sus encuentros y desencuentros con los villanos de la serie, el repeinado, atractivo y despiadado teniente Moretti, que se asemeja a Errol Flynn o quizá al Ronald Reagan de Camino de Santa Fe, y el exagerado y casi caricaturesco Cirujano General (¿un atavismo todavía de los supervillanos de los comics que ambos autores habían venido haciendo?), está el proceso de degradación de un país y un planeta entregado a los políticos corruptos y amorales, a las grandes multinacionales que libran guerras mundiales para seguir produciendo hamburguesas a costa de los bosques tropicales que son el pulmón del mundo.

Más interesante como personaje que los personajes de comic que, en el fondo, son Martha Washington, el atractivo jefe indio Redfeather o la mutante Raggyann es ese vicesecretario de agricultura que, por azares del destino tras el bombardeo de Washington, ha de verse obligado a cargar sobre sus hombros el liderazgo de la que fuera nación más poderosa del mundo y a convertirse en presidente a su pesar: a la sombra de un dictador instaurado en el poder durante décadas tras la eliminación de la vigésimo segunda enmienda, el presidente Rexall (y qué bien retratan el paso del tiempo sus desfiles presidenciales, rodeado siempre de guardias pretorianos cada vez más tecnificados y acorazados), Howard Johnson Nissen, el hijo de hippies, el liberal perdido en la maraña de complots e intereses, se revela como un personaje idealista y débil, comprometido con tantos elementos al mismo tiempo que asistirá impotente a la voladura de su país en un centenar de pequeñas naciones y reinos de taifas a cual más absurdo, mientras sus aciertos se van convirtiendo en errores y el peso de la responsabilidad es ahogado en whisky por los hombres que en teoría le protegen y en realidad lo vigilan porque les resulta útil... hasta que llegue el momento de dar un golpe de estado (un asesinato que recuerda al de Julio César) en un intento inútil de encarrilar la historia o quizá simplemente la economía propia de unos asesinos que no han dudado en forzar a Nissen hasta convertirlo en asesino a él mismo. La suprema ironía es que Martha Washington, la hija del ghetto, acabará llevando de nuevo al poder al cerebro enlatado del dictador Rexall, devolviendo a su mundo y quizá devolviéndose a sí misma a la casilla de salida de un proceso evolutivo que no puede ser sino degenerativo.
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Las ideas de ciencia-ficción salpican todo el comic de principio a fin:
  • el ghetto de Chicago donde se hacinan los ciudadanos de un país "libre", 
  • la supresión de la seguridad social y el exterminio de los locos y los enfermos por las calles, 
  • los cuerpos de paz que acaban por convertirse en marines espaciales y son títeres de intereses que nadie sabe ubicar del todo, 
  • la nación india que tiene que pintarse de rojo la tez porque la contaminación ha vuelto sus pieles grises, 
  • las chicas Playboy convertidas en supuestas enfermeras clónicas y que en realidad son mortíferas muñecas de combate...
Gibbons realiza aquí uno de sus mejores trabajos, librándose del encorsetamiento y la leve rigidez que había sido característica de su obra hasta ese momento. Interesantes son, asímismo, los intentos de hacer un hiper-historieta con la inclusión de portadas de revistas al estilo Time o Newsweek, con cabeceras, artículos periodísticos y el impagable mapa político de la nación dividida en esos nueve países que a primera vista podrían parecer ridículos y que en el fondo bien podrían asomar a la vuelta de la esquina:
Por mucho que Miller y Gibbons deformen el espejo, no cabe duda de que en su mundo de locos siguen reflejando este loco mundo nuestro.

* Posteado en bibliopolis.org